A pintarse las uñas de rojo

Pues eso, que como propósito de la semana, os invito a termirar el año con las uñas pintadas de rojo, muy rojo, rojo pasión. Y vosotras diréis: esta se ha vuelto majara. No, estoy a punto, sin duda, pero aún conservo algún atisbo de lucidez. Pero, aún así, me pintaré las uñas de rojo, porque el rojo significa  vitalidad, es el color de la sangre, de la pasión, de la fuerza bruta y del fuego. El rojo está ligado al principio de la vida, a la sensualidad, la virilidad, la energía; es exultante y agresivo. El rojo es el símbolo de la pasión ardiente y desbordada, de la sexualidad y el erotismo. Además, el color rojo suele ser percibido como símbolo de osadía, sociabilidad y excitación y se relaciona con la guerra, la sangre, la pasión, el amor, el peligro, la fuerza y la energía.

Motivos más que suficientes para pintarme las uñas de rojo, sin saber, que pintarse las uñas de rojo tiene significado desde la prehistoria, cuando los hombres dedicados a la caza daban con una presa. Al desgarrar con las manos la carne cruda hacía que la punta de los dedos y los labios quedaran manchados con la sangre del animal. Con el tiempo, las mujeres se encargaron de esta labor y cuando cortaban con sus manos la carne del animal les quedaba ese aspecto visual rojo que para la tribu significaba abundancia, placer por la comida y bienestar.

El esmalte de uñas rojo evoca pasiones desmedidas como el amor y el odio, la pasión, la lujuria, incluso la ira, en fin, sentimientos poderosos e incontrolables para el ser humano.Además transmite seguridad, confianza en sí misma y un aire sofisticado que caracteriza a una mujer que goza de la independencia de pensamiento y de cierta elegancia madura. El resultado es una imagen de sobriedad y glamour moderno. Además, posee la ventaja de que es un color que va con cualquier tipo de piel y con cualquier estilo. ¿Quién más se apunta?

Por si éramos pocos

No quiero acabar la frase del título, porque no me apetece que me corráis a gorrazos. Semejante desfachatez hablar de parimientos en estas circunstancias. Pero es que es el colmo de la mala suerte, el zafio de Murphi me está tocando los ovarios (nunca mejor dicho). En plena sexy week y voy y me pongo mala, pero mala malísima, hay que joderse (con perdón). Hacía tiempo que mis migrañas insistentes se habían ido de vacaciones, pero no han sido definitivas. Han vuelto, dando más guerra que antes. Así que, mientras la gente brindaba entre polvorón y polvorón, yo vomitaba el cacito de arroz blanco que mi estómago me pidió ayer al mediodía. Y tanto levantarme con el culo al aire a vomitar, he pillado un trancazo de tres pares de narices (sí, sí, reitero, por si éramos pocos....).Y, para colmo, hoy he tenido que venir a trabajar. Pero, estoy contenta, no creáis, obligada te veas a espabilar esta modorra que me ha dejado pegada a mi sién derecha la puñetera jaqueca. Por lo menos, ha salido el sol. Algo es algo.

Así que, como ya podéis prever, este mes pasará en blanco, total uno más, ya casi no tiene importancia.

Va de premios

Últimamente tengo un poco olvidado el blog. Asuntos varios me tienen entretenida. La tristeza es uno de ellos. Este fin de semana he tenido que convivir, una vez más, con mi amiga de rojo. ¡Qué ganas tengo de perderla de vista!. El lunes ha sido duro, muy duro, el trabajo es otro de esos asuntos que no me dejan tiempo para otras cosas. Además, de un tiempo a esta parte, consigue sacar lo peor de mi: mi mal humor. Pero, todos los días malos tienen cosas buenas. La mía ha sido que, por primera vez desde que abrí este blog, he recibido dos premios. Parecerá una bobada, pero me han hecho mucha ilusión.

El primero de los premios, me lo dió Netzi (http://mividadesdehoy.blogspot.com.es) (muchas gracias preciosa). Es un premio con penitencia, y tengo que contar 7 cosas sobre mi, a ver por donde empiezo:

1. Soy una adicta al deporte, cuando estoy más de dos días sin ir al gimnasio, estoy que no hay quien me aguante.
2. Estoy muy delgada, pero tengo un complejo enorme de culona, por eso no me gustan los pantalones, casi siempre voy en falda o vestido.
3. Soy muy desordenada, cada vez más.
4. Soy muy disciplinada con la comida, me gusta comer sano y productos de calidad, si son ecológicos mejor.
5. Me encanta dormir, soy capaz de dormir 12 y 13 horas seguidas sin cambiar de postura.
6. Mi momento de la semana es el viernes, después de cenar, abrazada a mi chico en el sofá.
7. Me gusta mucho viajar, aunque por distintos motivos he viajado muy poco.

El segundo de los premios, el premio Dardos, se lo debo a Esther (http://spatiumquietis.blogspot.com.es) (gracias nena).

Lista de nombres

No se si a alguna os habrá pasado, pero yo lo primero que hice nada más decidir que quería ser madre fue hacer una lista de nombres (maldita lista, por cierto, yo creo que me ha dado mala suerte, la jodía). Nombres masculinos y nombres femeninos. Por supuesto, más extensa la femenina. La naturaleza ha sido injusta con la mujer en muchos aspectos de la vida (las hormonas nos traen de cabeza, tenemos la regla, para orinar tenemos que agacharnos, etc....) pero el hombre (en el sentido más amplio de la palabra), es decir, el ser humano, se ha encargado de beneficiarnos en cuestiones estéticas, tenemos cientos de tratamientos para mejorar nuestra belleza; diseñan, confeccionan y venden ropa, calzado y complementos por doquier; podemos usar falda (ellos también, pero el tímido intento que hizo Miguel Bosé, no resultó muy exitoso) y llevar el pelo largo (como ellos, pero para cuando un chico consiga cuidarse el pelo con la suficiente entereza como para permitirle llevarlo largo, todos seremos ya pelones). No sé, mil cosas, que tenemos tan interiorizadas que damos por hecho que son así.

Aún debo tener las listas por ahí, al principio las actualizaba, pero ya no las he vuelto a mirar, me ponen triste, me descorazonan. Soy así. De momento, a nuestro proyecto futuro, le llamamos Telmo. No es un nombre que nos guste especialmente, pero tiene su porqué. Cuando ya llevábamos algunos meses de búsqueda, mi chico un día llegó a casa y me dijo: he conocido a un niño que se llama Telmo. Cuando tengamos un bebé, quiero que sea como él. Desde entonces, cada vez que nos referimos a .....le llamamos Telmo y, lo peor, es que ya nos hemos acostumbrado.

El otro día, mi chico ha llegado a casa y de sopetón me suelta: Telmo se está haciendo mayor, no veas lo alto que está (refiriendose al Telmo de verdad, no a nuestro Telmo virtual). No dije nada, pero me entró una tristeza por dentro. ¡Cuánto tiempo llevamos buscando, madre!