Lo primero que quiero dejar claro en esta entrada es que LA GENTE, así, en mayúsculas, cada día es más metomentodo, más indiscreta, más cotilla, y porqué no decirlo, más cateta. Y os lo digo con pleno conocimiento de causa y como dice mi amiga Noemí, "cuanto más trato con los seres humanos, más admiro a los animales", de los que, en muchos casos, deberíamos aprender más de lo que nos pensamos, sobre todo en el tema de la crianza, en el que somos bastante animalicos aún.
Bueno, a lo que iba, que me disperso. Hace cinco años que estoy con el padre de mi hija. Hasta que encontré a la persona ideal con la que quería compartir mi vida, pasaron muchos años y una ya tenía cierta edad (32 en concreto). Es lo que tiene irse haciendo mayor, que una no busca prototipos que ya no existen, sino un perfil de persona que encaje en su vida, sabiendo que nadie es perfecto y que las parejas ideales no triunfan ni en el cine, pero teniendo muy claro lo que quiere. El caso es que desde que nos conocimos encajamos al minuto cero y al día siguiente compartíamos lecho y mantel (sin vértigo, todo hay que decirlo, que en esta vida hay que ser valiente). Desde entonces hasta que ha nacido mi hija, he tenido que escuchar cientos de veces que se me iba a pasar el arroz, que estaba en tiempo de descuento y que si esperaba mucho no me iba a dar tiempo a tener hijos (sí, hijos, así en plural). Si a eso le sumo el que algunas personas, retrógradas y anacrónicas, siguen diseminando su idea de que todas las parejas quieren tener hijos, porque es lo que toca, que para eso existen las parejas y no existe otra idea de familia que no sea papa/mama/bebito y bebita. Todo lo demás queda excluido del término familia. (abro paréntesis, así nos va, que tenemos hijos como quien se compra un coche nuevo y luego no sabemos dónde colocarlos, pero de eso ya os hablaré en otro post).
Como todas sabéis, lo mío me costó callar bocas, que de ganas hubiera cerrado de un puñetazo, pero la violencia no está bien vista entre personas civilizadas (¡ja!). Tarde más de dos años en quedarme embarazada, y me quedé a las puertas de mi primer tratamiento, con lo que eso agota física y mentalmente. Pues, no había hecho más que salir del paritorio y esos mismos que me apremiaban para que tuviera hijos (sí, hijos, así en plural) ya estaban opinando sobre cuánto tiempo debía esperar para el segundo. Pero y ¿si no quiero un segundo?. Eso no es concebible, los cánones marcan que debes tener otro chiquillo, quieras o no. Pero yo, a lo mejor quiero, pero no ahora, a lo mejor quiero, pero no en estas circunstancias, a lo mejor quiero, pero no para tener que dejar a otro bebe en la guardería con nueve meses, a lo mejor quiero, pero no puedo, quien sabe.....
En definitiva, que LA GENTE, así, en mayúsculas, tan dandoporelculo como siempre.