Tenemos un problema

No recuerdo el instante preciso en que fui consciente de que llevaba demasiado tiempo buscando un embarazo y que éste no acababa de llegar. En nuestro caso, nunca nos habíamos marcado una fecha clave para comenzar a buscar un bebe, simplemente surgió. Ya llevábamos más de tres años de relación y nuestra pareja estaba lo suficientemente consolidada como para dar un paso más. Sí que es verdad que el deseo era más intento por mi parte que por la suya, pero era una decisión de dos y ambos estábamos de acuerdo.

Al principio no hubo ni calendarios, ni temperaturas, ni test de ovulación, ni nada. Pero la regla (la “warry” como la llaman en la mayoría de los foros de infertilidad) llegaba siempre puntual a su cita, cada 28 días clavados. Cuando la indeseable llevaba varios meses fiel a su cadencia, empezaron las cuentas. Día uno, la regla, cuentas 10 desde el inicio del período y ese día es el apropiado para empezar a deberear (otro término acuñado en los foros y que no es otra cosa que “hacer el amor con la única intención de pillar al dichoso óvulo, que tantos quebraderos de cabeza nos da, el jodío”). Hay que hacer los deberes entre el día 10 y el 20 del ciclo día sí, día no, incidiendo más entre los días 13 a 16. Sin darte cuenta entras en un bucle, del que ya es muy difícil escapar. Tener relaciones por obligación es comenzar a llenar un vaso que no se sabe cómo ni cuando puede llegar a rebosar. Ese día, por fortuna, aún no ha llegado.

Cuando ya conoces tu ciclo menstrual al milímetro, has leído todo lo habido y por haber sobre los días fértiles. Tomas ya ácido fólico y hasta aceite de onagra porque, según dicen, potencia tu ovulación, regula tus ciclos (los míos son totalmente regulares, pero por intentarlo) y es buenísimo para quedarse embarazada, bueno poco más y sólo con el aceite de onagra se consigue el embarazo casi sin foll……. Hasta que llega el día que, recién levantada, te plantas delante de tu pareja y le dices: “cariño, creo que tenemos un problema”.