Después
de ocho largos meses de espera, la primera consulta no duró más de 10 minutos.
Un poco decepcionante, pero bueno, así es el protocolo y, como tal, hay que
respetar. En esa cita, una enfermera te hace una ficha exhaustiva con los datos
vitales básicos, historial médico, un recorrido por los antecedentes familiares,
tratamientos recibidos y hábitos sexuales, entre otros. Te mide y pesa y te
manda ya las primeras pruebas. Dos pruebas de sangre, una al comienzo del ciclo
menstrual, entre los días 2 y 5 del ciclo, la otra al final, entre el 23 y 25.
Al chico, análisis de sangre y espermiograma.
Ahora comienza lo realmente duro, me río yo de la espera.
El
primer análisis de sangre es para descartar la existencia de cualquier
enfermedad de transmisión sexual y, al tiempo, medir los niveles hormonales. El
día que vas al vampiro, te extraen cinco tubos de sangre, sí cinco, he dicho
bien. Las mujeres somos complejas hasta en esto. Nuestras hormonas cumplen
diferentes funciones en cada momento del ciclo menstrual. Por eso, el primer
análisis hay que realizarlo entre el día 2 y el día 5 de ciclo, contados a
partir del día que empiezas a manchar. El segundo análisis se realiza entre
los días 23 y 25 de ciclo. En ellos, se miden, al menos, tres grupos de
hormonas. Un primer grupo son las llamadas del eje hipotálamo-hipófisis-ovario,
que son las que regulan el ciclo menstrual, y estas son la FSH u hormona folículoestimulante, LH u hormona luteinizante y estradiol. Mientras el estradiol evalúa la cantidad de estrógenos
presente en el organismo, ya que demasiado estrógeno podría afectar
negativamente a la calidad de los óvulos, la hormona folículo estimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH), si están por encima de unos determinados
valores indican problemas en los ovarios (fallo ovárico primario). Bajos
niveles de HL y de FSH indican desorden o trastorno en la glándula pituitaria o
en el hipotálamo, causantes también de problemas de infertilidad. Un segundo
grupo son las hormonas tiroideas, que regulan la función de la glándula
tiroidea y que son importantes para la correcta evolución de la gestación. Entre
ellas, se analizan, sobre todo la
TSH u hormona estimuladora del tiroides, y la T3/T4. Por último, es
imprescindible un estudio de la prolactina
(PRL), la hormona que regula varias funciones endocrinas en el cuerpo,
sobre todo la producción de leche materna, pero también puede influir en el
ciclo menstrual.
Unos niveles adecuados de estas hormonas indican que los ovarios realizan su función correctamente, o lo que es lo mismo y en cristiano, que no están viejos ni agotados para producir óvulos.
Unos niveles adecuados de estas hormonas indican que los ovarios realizan su función correctamente, o lo que es lo mismo y en cristiano, que no están viejos ni agotados para producir óvulos.
En
el caso de los chicos, aunque las pruebas son más sencillas, el trago tampoco
es fácil. Ellos también tienen que hacerse un análisis de sangre para descartar
enfermedades de transmisión sexual como el VIH o la Hepatitis B. Además,
tienen que hacer uno o varios seminogramas o espermiogramas. Si en el primero
todos los valores salen bien, no se repite. Si algún valor sale alterado, se hace
otra prueba pasados tres meses, que es el tiempo que se estima tarda en
regenerarse el esperma. La prueba en sí analiza una muestra de semen, obtenida
mediante masturbación y después de un período de abstinencia mínimo de entre 3
y 5 días. El tiempo en la recogida de la muestra es muy importante y nunca debe
pasar más de media hora desde su extracción hasta su entrega en el laboratorio,
porque perdería valor. En ella se valoran parámetros como las características
físicas del esperma, densidad seminal, motilidad y morfología.
(este post no tiene ninguna pretensión científica, ya que es un resumen de toda la información que yo fui recopilando antes de hacerme las primeras pruebas)
(este post no tiene ninguna pretensión científica, ya que es un resumen de toda la información que yo fui recopilando antes de hacerme las primeras pruebas)
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